lunes, 12 de diciembre de 2011

Cuando el Miedo deja de ser Funcional


El miedo es un estado de alerta, de agitación y de inquietud ante un estímulo amenzante o peligroso, real o imaginario que trae consigo un determinado tipo de respuesta, variable de un individuo a otro: bloqueo, huida o agresión.

Obviamente no puede descartarse una respuesta primara ante la sensación de miedo, vinculada a la supervivencia de la especie. Focalizamos la atención para poder concentrarnos mejor en el estímulo amenzante; lo que lleva consigo una serie de respuestas fisiológicas que nos alertan: aumento de la presión arterial, de la glucosa en sangre, de la actividad mental, etc. Asimismo el corazón comienza a trabajar a una velocidad mayor y la adrenalina recorre todo nuestro cuerpo para dotarnos de la energía necesaria en caso de escape o agresión.

Sin embargo, algunas personas activan esta alarma sin motivo aparente. Es entonces cuando, llevado al extremo, esta emoción deja de ser funcional.

¿Qué ocurre entonces?. Nos volvemos torpes, nos descontrolamos y podemos llegar a actuar de forma irracional. El miedo es el mejor compañero de las fobias, la ansiedad, el terror, la neurosis, y todo este tipo de enfermedades psicológicas.

Esto nos lleva a la idea de que el miedo, aunque tiene una parte innata, también es aprendido. No todo el mundo tiene miedo a las mismas cosas, ni a las mismas situaciones. Todo dependerá del ambiente, de nuestro aprendizaje vital, de nuestra relación con el mundo y con los que nos rodean.

Según la Ley Yerkes Dodson, tomando como medida el nivel de ansiedad y ejecución, el resultado sería el de una U invertida y en este sentido sólo conseguiremos buenos resultado cuando el nivel de ansiedad sea medio. Ante un nivel de ansiedad elevado o demasiado bajo, la ejecución disminuirá en la misma medida. 

No dejes que el miedo te encadene o te limite, como el cuento de Jorge Bucay "El elefante encadenado". Seamos conscientes de que buena parte de nuestros miedos residen en nuestra propia mente. No te resignes y no dejes que un fracaso te lleve a desistir, sigue intentádolo porque sólo los valiente buscan oportunidades aún en tiempos de tempestad.

¿Hasta cuándo vamos a ser presos de nosotros mismos?





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