A veces no nos damos cuenta, pero todo lo que decimos y todo lo que hacemos tiene un impacto, positivo o negativo en nuestros hijos. Lo mismo ocurre con lo que no decimos o lo que dejamos de hacer.
A la hora de educar debemos ser consciente de este aspecto porque la forma de tratar a los demás, nuestro modo de interactuar con el entorno y nuestras habilidades o limitaciones estarán afectando al desarrollo de nuestros hijos.
Actuamos como modelos para ellos, somos sus referentes y nuestras actuaciones o ausencias, sean o no conscientes, tendrán una consecuencia directa sobre su aprendizaje y crecimiento.
Y en buena medida, eso repercutirá en el tipo de persona que nuestro hijo/a será en un futuro: optimista/ pesimista, tímido/ extrovertido, con habilidades sociales/ con déficit sociales, etc.
El siguiente vídeo, que os recomiendo, refleja muy bien esta idea. ¡Feliz semana!
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